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domingo, 8 de febrero de 2015

Poesía... eres tu.

El otro día leí un trozo de un libro, decía que declarar amor es de suicidas, y cuantas veces me habré intentado suicidar del precipicio de tu cuello. Eras otro mundo, otro cielo como te declararía Benedetti. Llámame curiosa por intentar descifrar el mensaje encriptado, que armonizas con cada letra, que lanzas, como si se tratase de una flecha envenenada, como arma de doble filo. Era una batalla entre el siempre de tus labios, y el nunca más de tus ojos.
Todavía recuerdo la única imagen que me queda de ti: tu, de espaldas, marchándote. Tu espalda era la pagina en blanco que quería rellenar con todos mis versos, con todos mis besos. Pero no pudiste esperar, y dejaste tu huella en mi, como si me tratase de una playa, aquella donde todos nuestros besos iban a tener comienzo, pero no fin.
Explícame Becquer, tu que hablas de la soledad, que paseabas de la mano cada domingo con ella, como supero el castigo impuesto por el sonido de la puerta de mi casa al irse él. Tu que hablas de la poesía, sin haber conocido el sentimiento que se hallaba en mi cada vez que me guiñaba un ojo y se iba manteniendo el porte, manteniendo ese algo que siempre me ha vuelto loca.
Declarome culpable, de fijarse en alguien que no merecía ni que le hubiera dicho mi nombre, aún así fuiste mi más bonita casualidad, mi Roma o mi amor, o como quieras llamarlo. Y te confesaré algo, Becquer y yo estamos de acuerdo en algo... 
[...]
¡Que es poesía! ¿Y tu me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
Sugus de limón

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