Todo empezó una lluviosa tarde de invierno...
No nos conocíamos tanto como ahora, eras una persona más... pero un día me sacaste del pozo en el que estaba metida... Y me sonreiste de aquella forma que todavía no he podido olvidar... Ese día mi corazón empezó a latir más rápido que nunca.
La verdad, no eras lo que estaba buscando, pero llegaste y no pude evitarte. Y es que atravesabas y sigues atravesando mi alma con tus ojos:
Espada que clavaría una y otra vez en mi espalda...
Asesinato que me gustaria que cometieses: una y otra vez.
Sugus de limón
Mientras tomamos un ultimo sorbo al café de cada día: con el corazón marcado a fuego, colgando en las manos, y las alas hechas de hierro, por tanta guerra, escribimos, sin lugar concreto, sin tiempo fijo, solo dos chicas, luchadoras, sin un sitio donde encajar, de muchos colores (y en muchas ocasiones) dificiles de tragar.
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domingo, 21 de diciembre de 2014
Una y otra vez
jueves, 11 de diciembre de 2014
Historias.
Todos tenemos alguna historia que recordamos sin más y no podemos olvidar, pues aqui va la nuestra... la historia de un imposible inventado...
¿Recuerdas?
Miradas furtivas, sonrisas huidizas. Por aquellos entonces eramos todo y nada a la vez, todavía no he sido capaz de olvidar tu picardía ni tus medias sonrisas que invitaban a lanzarte de lleno en tus labios, a esos que de solo pensarlos mi piel erizaba y mi cuello estremecía.
Mirabas a todas, y todas te miraban a ti, claro, quien se iba a resistir a esos ojos que constituían el centro de mi universo (aunque por aquellos entonces, eso no lo sabía ni yo)
Bromas, que algún día iban a ser verdad, recuerdos como: "Dentro de un tiempo, lo miraras y dirás: Es verdad, fue real". Y esas cosas que tanto me gustaban de ti (que me siguen encantando).
Entre idas y venidas, se ha quedado en mi algo extraño, un deseo, el que había pedido al tocar el techo de tu coche aquella noche de primavera:
Que llegaras un día a mi, y entonces yo no te volvería a dejar escapar. Sin querer, me lanzaría al precipicio de tus labios, y yo avergonzada huiría, pero me cogerias del brazo y me volverías a besar... una... y otra vez... hasta que no quedara ni un beso pendiente.
Sugus de limón